Este año tomé horas en una escuela en Sierra de los Padres, una localidad del Partido de General Pueyrredón que cuenta con una población estable de unos 4 mil habitantes. El lugar forma parte del sistema montañoso de Tandilia y está compuesto por sierras de unos 150 metros de altura. La vegetación es muy diversa y se pueden apreciar pastizales, monte y bosque. En el espacio conviven un barrio residencial con calles que respetan la topografía y campos productivos ubicados sobre los márgenes; siendo el más destacado en la actualidad por su rentabilidad, el cultivo de frutillas. Hay varias agro-empresas operando en la zona y todas contratan mano de obra boliviana y han recibido diversas denuncias por parte de organizaciones sociales y ambientales que señalan, no sólo situaciones de semi-esclavitud en relación a la mano de obra, sino que han advertido sobre el uso de agroquímicos como parte del paquete tecnológico de producción. Esta semana me citaron para evaluar a una estudiante que
El tutorial que comparto en esta publicación lo hizo Fabián Di Luciano, artista plástico. Sus últimas obras las está realizando en Bilbao, país Vasco, con cartón de desecho. Cuando estuvo de visita en Mar del Plata le pedí si podía hacer un exhibidor para Frutillas que se pudiera desmontar para que fuera simple el traslado en los viajes de las presentaciones. Lo hizo y me lo regaló. Gustó tanto que me pidieron la explicación de cómo hacerlo. Acá va el paso a paso de este atril liviano, barato y ecológico: Foto 1: Herramientas, lápiz, trincheta, regla corte, pegamento de contacto tipo Poxiran (es muy fuerte y rápido, aunque no muy ecológico). Se puede usar adhesivo tipo plasticola pero hay que dejar las partes pegadas un tiempo con peso encima para que no se despegue) Ojo donde se corta: utilizar una madera bien lisa o un vidrio viejo que no se use. Foto 2: Pegar dos planchas de cartón, con los canelones en sentido contrario para que quede más resistente. .
Los días de descanso se fueron como arena entre las manos. Volver a clases es un desafío porque las condiciones de trabajo empeoran cada año y las resistencias estudiantiles se expresan, casi siempre, de la peor manera: peleas recurrentes, casos de abusos y violencia naturalizada y falta de interés para estudiar lo que el sistema propone y obliga. En mi opinión, en lugar de hablar de regímenes de promociones y asistencias deberíamos enfocarnos en los contenidos que consideramos relevantes para enseñar y en las estrategias pedagógicas para impulsar y desarrollar. Programas con intereses populares y propuestas atractivas de trabajo son la clave para transformar el sistema educativo desde abajo. Necesitamos un marco teórico coherente que sostenga la práctica diaria. El sistema educativo está colapsado y los gobiernos no proponen ni divulgan alternativas. Se empeñan en seguir con más de lo mismo: hacinamiento, horarios estrictos (muchas veces absurdos) y gradualidad por sobre t
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