Resumen de Frutillas




Nota en la Radio Klara como parte de la presentación de “La Geografía del Mar” en la XXXII Feria alternativa de Valencia

Entrevista: Josefina Juste y Emilia Moreno
Producción: Aixa García. Marea Verde Valencia.

¿De dónde sale este libro?

“La Geografía del mar” es mi segundo libro. Soy docente en Mar del Plata, una localidad ubicada a 400 km al sur de Buenos Aires. Este material surgió para responder a una pregunta concreta que me hicieron muchas veces en el último año: “¿Y vos cómo das clase?”
Tengo un método de trabajo (que no lo descubrí yo, no es mío) pero estoy llevando adelante un método pedagógico al interior de los establecimientos educativos que creo que funciona. Es distinto al método socrático vigente que conocemos: el de la pregunta y la respuesta, las evaluaciones estandarizadas, la insistencia en aprender y repetir cosas de memoria... Tengo una propuesta diferente de trabajo que tiene que ver con promover la cooperación en lugar de la competencia. Tiene que ver con trabajar desde las habilidades, desde el deseo de aprender. Tengo la convicción que la formación es lo que nos hace libres ya que es lo que nos da la posibilidad de elegir bien.

Mi inicio como escritora fue a partir de la viralización de una evaluación que tomé en las afueras de Mar del Plata en una zona frutihortícola. Antes de tomar esa evaluación yo ya sabía acerca de las denuncias por el uso de agrotóxicos y también sobre las condiciones de trabajo de semiesclavitud de la gente. Se establecen en la zona relaciones muy complicadas de trabajo sobre todo en relación a la comunidad boliviana que trabajan en el sector.

En abril de 2017 me tocó evaluar a una estudiante que yo no conocía. Ella me decía que no había podido estudiar (que no sabía) pero si yo la desaprobaba repetía de año. Y la verdad es que no quería cometer una injusticia más porque yo no sabía cuántas clases había perdido ella por paros, por temporales, no sabía quién había sido su docente... Entonces le dije que tenía toda la voluntad de aprobarla pero que necesitaba que escribiera algo que justificara la nota. Y le fui preguntando sobre sus saberes previos (algo que está estipulado dentro del protocolo de lo que se debe hacer en estos casos). Le pregunté en instancia oral acerca de algunos temas del programa sin buenos resultados, hasta que le pregunté por las “Frutillas” y de ese tema sí sabía porque resultó que trabaja en un campo de Frutillas desde los 5 años.

¿Frutillas? Vamos a traducirlo.

Sí, le pregunté por las fresas. “La niña de las fresas” tituló el diario “El país” de España.
La evaluación fueron seis hojas escritas de los dos lados, con letra manuscrita, muy bien escrito y con mucho contenido. Ella también me preguntó si podía escribir sobre Bolivia y yo le dije que sí, que Bolivia estaba entre los contenidos del programa (yo tenía que evaluarla sobre la Geografía de América). Ella podría haber escrito para aprobar sobre Venezuela, Uruguay o Perú pero eligió Bolivia, su tierra natal. La aprobé y le pedí permiso para publicar su relato en Internet y resultó que a partir del facebook de mi hermano el relato se viralizó y mi blog pasó de 200 vistas a 300 mil en una semana. Realmente fue muy impactante porque es un texto que movilizó a mucha gente. En su relato tocó fibras muy sensibles de diferentes ideologías y religiones. Es un testimonio que va directo al corazón.

¿Y en lo personal cómo lo viviste?

Para mí fue un lindo día de trabajo y nada más porque la tarea docente es muy alienante y no tomamos conciencia en general de las realidades que hay detrás de cada estudiante. Yo pensé: qué bueno todo lo que tiene para decir esta chica, qué lindo como escribe, ojalá pueda terminar sus estudios... y no mucho más. Subí el relato para compartirlo con mi círculo de amistades pero jamás me imaginé que ese acontecimiento me iba a llevar a publicar mi primer libro. Fueron tantas las notas periodísticas que hice con medios locales, nacionales e internacionales que me hicieron dar cuenta que en sólo 5 minutos de aire no me daba el tiempo para explicar acerca de mi recorrido teórico y político por dentro y por fuera del sistema educativo. Entonces lo que hice fue escribir un libro (me ofrecieron la película también), fue algo muy movilizante lo que pasó en mi vida.


¿El estrellato?

Por ahí eso no tanto. Yo ya venía en una búsqueda relacionada con cuestiones del ego. Y una vez escuché en la radio una idea que comparto y que tiene que ver con pensar el ego como pensamos el colesterol: hay uno bueno y uno malo. Es decir, no somos más ni menos que nadie. Eso está claro porque estamos en el mismo plano más allá de la condición social, económica, o mediática... o lo que sea. Sin embargo, hay también un “ego” que es bueno que es el amor propio. Y eso es lo que yo vengo trabajando en pedagogía. Si tenemos la autoestima baja es porque se busca eso desde los sistemas educativos oficiales. Esto de compararnos, medirnos, criticarnos... Al error se lo penaliza y llegamos a la adultez con el autoestima destrozada sintiendo que nunca estamos a altura de los acontecimientos. Y cuando no nos valoramos, trabajamos para cualquier jefe a cualquier precio porque consideramos que nadie más podrá pagarnos mejor. En cuestiones de género pasa lo mismo: muchas mujeres por ejemplo, se quedan con cualquier hombre que les de un poco de atención porque creen que no se merecen algo mejor.

La propuesta de este método que estoy trabajando tiene que ver con “poner un cricket” como el que ponemos en los autos pero para levantar la autoestima. Tengo la convicción que necesitamos reconocer nuestros valores y capacidades porque algo venimos a hacer a este mundo y no podemos perder el tiempo aprendiendo cosas que no son de utilidad. Alguna función tenemos y es urgente que brindemos nuestro valor a la sociedad.

¿Así surgió “Frutillas”?

Sí, la experiencia con la publicación fue muy linda. Me la pasé haciendo presentaciones y la gente lo recibió muy bien. Yo escribí desde el corazón y buscando una síntesis. Es un libro que resume, que es simple. No es un libro académico (no hay citas bibliográficas prácticamente). Salió así por una cuestión de diseño. Escribí “como dice tal” y abro comillas con la frase y nada más. Al final hay una lista de los libros que están en mi biblioteca y que me acompañaron para escribir. Lo que publico son los nombres de algunos materiales para que se sepa cuáles son mis referencias teóricas. “Frutillas” se movió muchísimo (lo declararon de interés municipal en Rosario, por ejemplo) y la primera edición se agotó. Fue todo un trabajo de autogestión. Los dos libros “Frutillas” y “La Geografía del mar” los imprimimos en base a los principios de la autogestión y el comercio justo.


¿Ya se hizo la segunda edición?

No, estamos en eso. Mucha gente me decía “tenés que imprimir la segunda edición de Frutillas” pero yo les decía “no, quiero publicar otro primero”. Los trabajos estudiantiles se me estaban amontonando en mi casa y yo necesitaba compartir la parte práctica de mi trabajo. “La Geografía del mar” es el libro que vine a presentar a Europa. Es un libro que nació para responder a necesidades concretas: son estrategias didácticas para hacer en la escuela bajo el Nuevo Paradigma. Lo que publico son consignas para el aula y las respuestas estudiantiles. Por ejemplo, hay mapas de países inventados (para enseñar cartografía), relatos de barrios, entrevistas sobre la pesca, fanzines...Con estos ejercicios descubro “dones” (habilidades que muchas veces están ocultas) y que con actividades creativas salen a la luz y todo el grupo se beneficia con eso.

¿Qué podemos encontrar en “La Geografía del Mar”?

“La Geografía del mar” es un registro de mi trabajo. Publico consignas elaboradas que me dieron buenos resultados en el aula. Son ejercicios en donde no es necesario que memoricen datos (creo que lo que está en “Google” no habría que evaluarlo). Hay varios motivos pedagógicos responsables de que la escuela no está sirviendo para enseñar: uno es que sienten que pierden el tiempo memorizando conceptos que no pueden aplicar y otra es que se aburren muchísimo haciendo guías estandarizadas. Con esta propuesta no sólo no nos aburrimos, sino que las horas semanales que tenemos para trabajar, nos quedan cortas. Tuve que ir aprendiendo a combatir la ansiedad porque producían mucho pero en desorden y por eso es que en el último capítulo del libro comparto técnicas de concentración mental y meditación para hacer en el aula. Eso me dio muy buenos resultados.

Estamos hablando de cómo salir de la clase magistral y vos tocás muchos temas. Cómo se hace hoy cuando Internet está tan presente en la vida educativa? Yo trabajaba haciendo traducciones y una vez volví y mi hijo había prendido sólo la computadora y se había puesto a hacer cosas sin que nadie le enseñara. Me quedé helada…

Es que se aprende por imitación. Es lo que Paulo Freire llamaba “la pedagogía del ejemplo”. Aprenden copiándonos. No es con la palabra que enseñamos sino con lo que hacemos. Es muy importante comprender eso: no podemos decir en el aula que no tienen que gritar, gritando.

Paulo Freire hizo muchos aportes en “Pedagogía del oprimido” y esta es una de ellas..

Sí, y después escribió “Pedagogía de la esperanza” y esas son las ideas que sigo yo. Cortázar escribió: “la esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose”. En este momento de tanta oscuridad que estamos atravesando a nivel planetario (no tiene que ver sólo con los Estados sino que es una crisis muy grande a nivel ambiental), es fundamental que alimentemos la esperanza. Necesitamos tomar conciencia y cambiar de rumbo. Creo que las ideas del siglo XX está muy bien que se queden allá, ahora es momento de crear. Y la revolución en educación es primordial porque es desde las escuelas donde salen todas las profesiones.

Estás hablando de introducir la esperanza en la educación y me parece básico. Hace muy poquito escuché a una persona que se define como “ecofeminista” decir que todo este avance de los neofascismos tienen mucho que ver con este tema. Con la sensación de que no hay salida o con la sensación de que desde algunas estructuras o líneas de trabajo no estamos dando esas esperanzas que existen. Esa desarticulación es lo que hace que la gente ante el miedo en lugar de buscar una salida coherente entre en estas dinámicas de derecha.

Yo lo que pienso es que si la violencia es tanta es porque la resistencia es mucha. Si no, no haría falta. La esperanza es lo que vengo a traer y lo que vengo a buscar. Para mí es momento de tender ese tipo de puentes.

Algo para destacar es que es un libro ecológico y por eso estuvo en la Feria alternativa en Valencia. No tiene plástico y tiene tapa de papel reciclado. Con “La Geografía del mar” incorporamos además la idea de plantar un árbol por cada libro leído. Es una linda manera de devolverle a la naturaleza lo que gentilmente nos da.

¿Cómo sigue esta gira?

Primero voy a Frankfurt, me invitaron desde la red de comercio justo que trabajan con productos de calidad de América Latina y África. Después voy a descansar un poco. Estos dos libros los escribí mientras trabajaba en cuatro escuelas. Estuve casi tres años sin tomarme vacaciones y ahora estoy necesitando un descanso. Después vuelvo a Argentina, mi hijo está allá y mi trabajo también. Creo que el desafío es que “pensemos globalmente pero que actuemos localmente” porque es desde el lugar donde vivimos que podemos hacer con más conciencia.

¿Cómo se relaciona todo esto con la situación que están viviendo en Argentina? O sea los recortes de presupuesto, el cierre de escuelas en distintas provincias...

Nunca fue fácil ser docente en Argentina. Somos el piso salarial (esto quiere decir que no hay ningún otro sector que cobre menos). Los sueldos son muy bajos y eso hace que tengamos que tomar más horas frente a cursos para poder cubrir los gastos básicos. Eso baja necesariamente la calidad educativa. La planta docente está realmente muy cansada y se refleja en problemas de salud de todo tipo. Es fundamental que se aumente el presupuesto educativo. No sólo para mejorar los edificios que es un problema muy grave que tenemos (en este momento hace mucho frío y hay varias escuelas que no tienen calefacción por ejemplo) si no también para que se mejoren los salarios. Necesitamos que se nos reconozca el trabajo. Somos una gran red de educadores y educadoras populares adentro del sistema, pero las condiciones de precariedad hace que se nos dificulte la tarea. Mi apuesta como les decía, es trabajar desde el ejemplo. Durante muchos años (por mi activismo político) me dediqué a denunciar el sistema pero ahora siento que ya no entra una sola denuncia más: están a la vista todas las falencias. Ya sabemos que esta escuela responde a los intereses de los grandes grupos económicos. Lo que la escuela está enseñando, como nunca antes en la historia, son formas de control social. Ahora el desafío es ver qué hacemos, cómo construimos lo nuevo. Por eso es que en mis libros pongo a disposición mi trabajo. Registro mis ideas y las expongo para que las copien, las compartan, las adapten a sus necesidades... La idea es proponer herramientas para que nuestro trabajo nos haga un poquito más libres.


Fotos: Marcela Golfredi

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