La Universidad Internacional Natural

Cuenta Fokouca en su libro “Volver a la naturaleza. Recuperar el paraíso perdido” que cuando estuvo en París en 1983 fue a visitar el lugar donde se instalaría la Universinal Internacional Natural que se estaba creando en la ciudad. Lo invitaron para dar su opinión sobre el paisaje. Lo recibió un jefe indio norteamericano y le dijo: “Dicen que no hay árboles en París así que lo llevo a un lugar donde si hay” El encuentro fue interesantísimo (lo detalla en el capítulo “Una Paz Verde”).

Les dijo lo que él veía: 

En Japón generalmente construyen santuarios y templos donde hay árboles y la tierra es negra. Allá se prefieren los lugares donde la tierra es buena y rica. Yo veo aquí cuatro o cinco árboles grandes con diámetros de más de dos metros. El sólo hecho de que estos árboles estén aquí, significa que este lugar tiene al menos, una historia de una o dos centurias. Y a pesar de que la tierra en Francia está por lo general agotada, el suelo en este bosque es oscuro y rico, lo que en Japón llamamos “color rendidor”. Además, en este lugar hay 10 hectáreas más en el fondo, de lo que parece ser un bosque virgen. Así que yo diría que sí, que este parece ser el lugar ideal para vuestra escuela”. 

Después de recorrer la mansión vio que los cuartos estaban decorados con opulencia pero lo más impresionante de todo era un salón espacioso, con paredes espejadas y una mesa redonda grande y pulida.

¿Qué uso puede hacer de una Universidad Hippie de un salón con espejos?, se preguntó. La mujer que doblaba al español estalló en risa. 

“Algún día invitaremos a presidentes de cinco o seis estados europeos para tener una reunión cumbre aquí”, le respondieron. 

Al irse Fukuoka hizo un reflexión “Cosas sorprendentes suceden a veces, sin que lo esperes. Yo espero lo mejor sin crearme expectativas”. La interprete se rió otra vez pero se negó a traducir lo que había dicho.